Medita En Esto

“…Ahora pues, Dios nuestro…todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”  Estas son las palabras de un hombre que lo tenía todo y sin embargo, supo saber  de donde procedía todo lo que él tenía.  A veces se nos olvida que si no fuera por la gracia de Dios y Su favor sobre nuestras vidas, nosotros no pudiéramos lograr nada en la vida.  El rey David había logrado todo lo que se había propuesto hacer.  Tenía el poder y dominio de todas las tierras a sus alrededores.  Había podido eliminar a todos sus enemigos.  Tenía tesoros y su fama se extendía aun más allá de las fronteras de su reino.  Sin embargo, al ofrecerle a Dios una ofrenda, su oración es la siguiente: “…todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”  Recientemente observaba una escena triste.  Un joven de unos 18 años sentado en una silla de ruedas sin poder moverse o hacer nada por sí mismo.  Al ver este cuadro, le di gracias al Señor por Su bondad y misericordia para conmigo.  Es posible que yo nunca llegue a tener los cientos de miles de dólares que tienen otros que se consideran ricos, pero tengo algo que vale mucho más que todas las riquezas de este mundo, mi salvación.  Tu vez, la Biblia nos dice que el precio que se pagó por la salvación de nuestras almas, no se pudo pagar con todo el oro, la plata y piedras preciosas que se encuentran en la tierra.  No mi amigo, la salvación de nuestra alma costó la sangre del Hijo del Dios viviente – Jesucristo.  Es a través de Él y solamente Él que podemos lograr la vida eterna en presencia del Rey de Reyes y Señor de Señores.  Todo lo que podemos lograr en esta vida después de esto, es solamente ganancia adicional, porque lo único que verdaderamente vale algo es nuestra alma.  La próxima vez que te encuentres contemplando todo lo que tienes, no te olvides de donde procede y que verdaderamente es lo valioso.  Medita en Esto…


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