Medita En Esto

“…Ahora pues, Dios nuestro…todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”  Estas son las palabras de un hombre que lo tenía todo y sin embargo, supo saber  de donde procedía todo lo que él tenía.  A veces se nos olvida que si no fuera por la gracia de Dios y Su favor sobre nuestras vidas, nosotros no pudiéramos lograr nada en la vida.  El rey David había logrado todo lo que se había propuesto hacer.  Desde el momento que se enfrento al gigante Goliat, hasta el momento que derroto a sus 10,000 como cantaban las mujeres Israelitas en las calles.  Había logrado obtener el poder y dominio de todas las tierras a sus alrededores.  Había podido eliminar a todos sus enemigos.  Tenía tesoros y su fama se extendía aun más allá de las fronteras de su reino.  Sin embargo, al ofrecerle a Dios una ofrenda, su oración es la siguiente: “…todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”  Que rápido se nos olvida que tan bueno ha sido Dios con nosotros.  Cuando se presenta algún problema o adversidad, ponemos el grito en el cielo olvidándonos de cuan bueno Dios ha sido con nosotros.  Es posible que yo nunca llegue a tener los cientos de miles de dólares que tienen otros que se consideran ricos, pero tengo algo que vale mucho más que todas las riquezas de este mundo, mi salvación.  Tu vez, la Biblia nos dice que el precio que se pagó por la salvación de nuestras almas, no se pudo pagar con todo el oro, la plata y piedras preciosas que se encuentran en la tierra.  Todo lo que podemos lograr en esta vida después de esto, es solamente ganancia adicional, porque lo único que verdaderamente vale algo es nuestra salvación.  La próxima vez que te encuentres contemplando todo lo que tienes, no te olvides de donde procede y que  es lo  verdaderamente valioso.   Medita en Esto…



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En unos días estaremos celebrando la declaración de independencia de los Estados Unidos.  En un cuatro de Julio los Estados Unidos después de una batalla dura y larga logra independizarse de la nación Británica.  Fue así como nace esta gran nación.  Al hacer memoria de este gran evento, deberíamos también traer a memoria el acto sublime que trajo a la humanidad su independencia del pecado.  Fue el sacrificio del Señor Jesús en la cruz del calvario que nos dio la independencia del pecado.  Antes, éramos esclavos a nuestras pasiones y pecados.  No podíamos hacer lo bueno porque  lo bueno no estaba en nosotros.  Sin embargo, la sangre derramada por el Señor Jesús en la cruz del calvario nos limpio y justifico delante de Dios.  Ahora tenemos libre acceso al trono de la Gracia y no hay condenación para nuestras vidas.  La Biblia lo pone de esta manera, “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”  La verdadera independencia no viene a través de una revolución sino a través del Hijo de Dios, el Señor Jesucristo.  En el momento que le aceptas como único Salvador y confiesas tus pecados delante de Él, la Biblia dice que Él es fiel en perdonar todos tus pecados y hacerte verdaderamente libre.  En ese día que celebraremos la independencia de los Estados Unidos, te invito a que celebres la independencia más poderosa que podemos lograr, la independencia de la muerte espiritual. 

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En cierta ocasión, saliendo Jesús de Capernaúm, la Biblia nos dice que dos ciegos le seguían dando voces y diciendo: “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!”  La gente los mandaba a callar pero ellos clamaban con más fuerzas pidiendo un milagro para sus vidas.  No se dieron por vencidos porque sabían que solamente en el Señor Jesús se encontraba el milagro que buscaban.  Al llegar a una casa, la Biblia dice que ambos ciegos se le acercan a Jesús y Él les pregunta: “¿Creéis que puedo hacer esto?”  Que pregunta más peculiar.  Parecía ser una pregunta que reflejaba incredulidad a que Él pudiera hacer este tipo de milagro.  Sin embargo, la pregunta no tenía nada que ver con alguna incredulidad de parte de Jesús sobre poder hacer el milagro, sino en la fe y el conocimiento de estos dos hombres ciegos sobre quién era el que estaba delante de ellos.  Sin duda alguna, los dos hombres respondieron inmediatamente: “Si, Señor.”  Esta respuesta fue la que provoco que se desatara en ellos el milagro que necesitaban tan desesperadamente.  La Biblia dice que Jesús los toco y les dijo: “Conforme a vuestra fe os sea hecho.”  En muchas ocasiones, los milagros que nosotros necesitamos en nuestras vidas no se llevan a cabo no porque Dios no quiera, sino porque nosotros no creemos.  Dios no pide mucho de nosotros, solamente un poco de fe y una respuesta positiva para hacer en nosotros un milagro sobrenatural.  Esa plena confianza en el conocimiento de que si Dios dijo que lo hará, entonces Él lo hará.  Esa fe inmovible que dice, no importa lo que pasa o lo que venga, yo sé en quien he confiado.  La próxima vez que te enfrentes a una situación que requiera un milagro de parte de Dios, simplemente aplica un grano de mostaza de fe, cree que Él hará y espera ver tu milagro…

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“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”   Estas palabras son altamente reconocidas alrededor del planeta tierra.  Se pueden ver rótulos con esta porción Bíblica en la televisión durante los partidos de futbol Americano.  Me imagino que la mayoría de personas han escuchado estas palabras en algún momento de su vida.  Sin embargo, ¿será que verdaderamente le hemos puesto atención?  ¿Nos hemos detenido para meditar en lo que estas palabras nos dicen?  En este día que apartamos para celebrar a los padres por ser buenos  con nosotros, ¿Cuánto mas no deberíamos celebrar el amor tan grande y la bondad tan inmerecida que nos demostró nuestro Padre Celestial?  Creo sin duda de equivocarme que ni uno de nosotros los padres entregaríamos a un hijo por salvar a otro, mucho más cuando ese otro no merece ser salvo.  Sin embargo, eso fue exactamente lo que hizo nuestro Padre celestial.  El entregó a Su único hijo en sacrificio por nuestros pecados.  Nos amó tanto que estuvo dispuesto a entregarlo para salvar nuestras almas.  No hay mayor amor que ese.  En este día que celebramos a los padres terrenales, tomemos un momento para agradecer y honrar a nuestro Padre Celestial.  Medita en esto…



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En un abrir y cerrar de ojos se convirtió en prisionero de sus peores enemigos.  Sansón estaba tan confiado en sus propias fuerzas, que descuida a quien le había dado las fuerzas, Dios.  Sus enemigos lo tomaron y le sacaron  los ojos, le raparon la cabeza de donde supuestamente venían sus fuerzas y lo exhibieron ante todos como la derrota más grande en la historia de los Israelitas.  Fue bajo estas circunstancias, que Sansón se da cuenta del error tan grande que había cometido.  Tu vez, cuando a nosotros nos va bien y aparentemente tenemos todo lo que necesitamos, nos descuidamos de lo que verdaderamente tienen valor – nuestra relación con Dios.  Fue en el momento más oscuro de la vida de Sansón que él llega a la realización de que lo más importante en su vida era Dios.  Sansón se había confiado en sus propias fuerzas, pero que bueno que Dios es un Dios de segundas oportunidades.  En el momento cuando Sansón realizó que necesitaba a Dios, la Biblia dice que clamó a Dios diciéndole: “Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego…”.  Dios le escuchó y le devolvió las fuerzas para poder derrotar a sus enemigos una última vez.  Si tu vida está llena de errores y fracasos  y parece que estás en un lugar de derrota, si tan solo clamas a Dios, Él se “acordará” de ti como lo hizo con Sansón, porque Dios es un Dios de segundas oportunidades…  Medita en esto…



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Creo que no existe nada más difícil que sentirse solo.  Ese sentir de que nadie está contigo y que a nadie le importa lo que te pase.  Hay muchos que aunque viven rodeados de personas, se sienten solos, porque sienten que nadie les entiende.  La soledad puede afectar a cualquiera y a veces con consecuencias desastrosas.  El Salmista David también pasó una etapa en su vida donde se sentía solo.  Estaba huyendo del Rey Saúl quien procuraba matarle y aunque tenía una banda de hombres que peleaban a su lado, se sentía solo y aislado.  En esa soledad oscura en la cual se encontraba, David escribe unas palabras que nos traen luz aún para la soledad que enfrentamos hoy en día.  El Salmista escribe: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.  Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.  Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos.  …Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano…”  En el momento de mayor crisis y soledad en su vida, el Salmista entiende que Dios no lo ha desamparado.  El mismo Salmista David en otra ocasión nos dice: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.”  Él decía esto no por escribir algo en un papel, sino porque él había experimentado esto de manera personal.   Nosotros también podemos experimentar lo mismo.  El Señor Jesús dijo en cierta ocasión: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”  Lo único que el Señor Jesús espera es que le abras la puerta de tu corazón.  Al abrir esa puerta, Él entrará y permanecerá a tu lado para siempre.   Medita en Esto…



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El mundo se encuentre en crisis.  Las economías más fuertes se encuentran en búsqueda de una respuesta.  La tierra en la que antes fluía “leche y miel” ahora parece ser un desierto.  ¿Qué se podría hacer en un tiempo así?  La respuesta se encuentra en la Palabra de Dios.  El Señor Jesús le dijo a sus discípulos:  “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?  Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?  …Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”  ¿Qué significa estar afanado?”  El afán está relacionado con la desesperación.  Cuando el afán toma control de uno, nos desespera al punto de tomar decisiones que terminan lastimándonos en vez de ayudarnos.  La Palabra de Dios nos da esta promesa: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todos las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”  Porque no estableces una relación tan intima con Dios, que cuando se aparezca la calamidad tú puedas estar tranquilo sin afanarte porque sabes que: “…todas estas cosas os serán añadidas…”    Medita en Esto…



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Existe una fuerza poderosa para vivir una vida llena de paz y bendición.  Se llama – perdón.  Los científicos de hoy en día han comenzado a estudiar los efectos del perdón en el ser humano.  Después de años de estudio sus resultados han sido que el perdón es esencial en el desarrollo emocional, físico y espiritual del ser humano.  ¿Qué extraño?  Estos científicos llegaron a la misma conclusión que ha sido presentada desde hace miles de años atrás en la Palabra de Dios.  Lo más tremendo es que los científicos en si no pueden definir lo que es exactamente el perdón, solamente saben que al emplear ese “fenómeno” las personas han podido librarse de enfermedades psíquicas como físicas.  El Señor Jesús sabia la importancia del perdón, por eso nos pidió que perdonáramos setenta veces siete.  Piensa en las personas que a lo mejor te han causado daño y pídele al Señor que te ayude a perdonarlas.  Te asombrarás al ver lo que pasará cuando tomes este paso de obediencia.  Medita en Esto…



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Dad gracias.  Desde niños se nos enseña la importancia de dar las gracias al recibir algo de alguien.  La buena educación dicta que deberíamos estar agradecidos por las cosas obtenidas.  Pero ¿será que hemos entendido lo que verdaderamente significa dar gracias?  En muchas ocasiones dábamos las gracias simplemente porque nos forzaban a hacerlo.  En otras ocasiones, dábamos las gracias por salir del paso.  Pero, ¿Qué constituye un verdadero agradecimiento?  ¿Será que dentro de un verdadero agradecimiento debería existir un gesto reciproco al recibido?  Sin embargo, cuantas veces no hemos escuchado a personas quejarse porque la otra se acordó de ella “solamente después de haber recibido algo”.  La verdad es que el estar agradecido y demostrar dicho agradecimiento, éste se constituye en más que palabras, se refleja en el amor y cariño que podemos demostrar a través del tiempo.  Nuestro agradecimiento por nuestros padres por haber pagado el precio tan alto por brindarnos una vida mejor.  El agradecimiento a una Madre por sacarnos adelante en contra de un sin número de adversidades.  El agradecimiento de un amigo que fue más cercano que un hermano.  Sin embargo, hay alguien que siempre está pendiente de nosotros pero se nos olvida agradecerle.  Él siempre nos ayuda, aun cuando no tenemos tiempo para agradecerle.  Es más cercano que un hermano y más fiel que nuestro mejor amigo, su nombre es el Señor Jesús.  La Palabra de Dios nos promete: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.”  ¡Que promesa más linda!  Él es alguien en quien puedo confiar en todo tiempo bajo cualquier circunstancia.  Sin embargo, se nos olvida agradecerle por todo lo que Él hace.  Las fuerzas que tenemos, las tenemos por Él.  El sol da su luz y la lluvia cae por Él.  Todo lo bueno procede de Él.  En esta época en la cual nos sentamos a la mesa con nuestros seres queridos para expresar nuestra gratitud, porque no tomar el tiempo para darle las gracias al que lo hace todo posible – el Señor Jesús.  Porque no demostrar nuestra gratitud, no solamente con palabras sino con una vida entregada a Él.  Medita en Esto…



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Existe un cántico que cuenta una historia de una subasta que se llevaba a cabo en un pueblo.  Ya habían pasado todos los objetos de gran lujo y solamente quedaba un violín viejo y feo.  El subastero comenzó la apuesta, pero nadie quería apostarle al violín.  El subastero imploraba a las personas para que alguien le hiciera caso a este último sin éxito.  De repente, se levanta un señor algo anciano y se dirige hacia la tarima donde se encontraba el violín feo.  Lo tomo en sus manos y con mucha ternura lo colocó en su hombro para comenzar a tocar.  El salón donde todos se encontraban se lleno de una melodía angelical, mientras el anciano tocaba el instrumento.  Todos los que estaban presentes se detuvieron y no podían creer que ese violín pudiera producir una melodía tan linda.  Al terminar, hubo un gran silencio mientras el anciano se retiraba hacia su silla.  El subastador levanta su voz y dijo: ahora, ¿quién da mil dólares, cinco mil dólares, diez mil dólares por este instrumento?  Mientras las manos se levantaban alrededor del salón.  ¿Qué fue lo que hizo la diferencia en la vida de ese violín,  ¿qué produjo que se convirtiera en un instrumento de tan gran valor?  Nada más ni nada menos que el toque de un maestro.  Así somos muchos en el mundo hoy en día, aparentemente no valemos nada y nadie quiere dar nada por nosotros, pero existe un gran maestro que quiere tocar nuestras vidas para producir en nosotros una gran sinfonía.  El Apóstol Pablo lo pone de la siguiente manera: “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es…”  Tu vez, en las manos de Dios tu eres algo especial.  Las manos de Dios convierten tu vida como la de ese violín en algo valioso que logrará hacer cosas que nadie se imagina.  Si le das una oportunidad al Señor, Él podrá hacer de ti algo espectacular para que todos sepan que Dios todavía puede cambiar vidas y transformar corazones.   Medita en Esto…




 

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