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Nunca habían visto algo semejante.  Los tres discípulos estaban completamente asombrados al ver el rostro del Señor Jesús resplandecer con la Gloria de Dios.  La Biblia dice que: “Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.”  Y de repente se aparece Elías con Moisés que hablaban con Jesús.  Al ver esto, Pedro le dice al Señor Jesús que deberían hacer tres enramadas: una para Jesús, una para Moisés, y otra para Elías.  Sin embargo, así como aparecieron así también desaparecieron y los discípulos quedaron solos con el Señor Jesús una vez más.  Era tiempo de bajar del monte y regresar a la vida diaria con todos sus problemas y preocupaciones.  ¿Cuántos de nosotros  no somos iguales a Pedro?  Cuando estamos pasando un tiempo agradable y bueno, lleno de las bendiciones de Dios, no queremos que nunca se acabe.  Sin embargo, llega el momento donde tenemos que bajar del monte y enfrentarnos a alguna situación desagradable o desgastadora.  El caminar con Cristo no nos garantiza una vida sin problemas y aflicciones.  Incluso, el Señor Jesús dijo: “En el mundo tendréis aflicción…”  La diferencia está en que también hay una promesa con esa realidad y fue el mismo Señor Jesús que terminó diciendo: “pero confiad, yo he vencido al mundo…”  Es como si el Señor estaba diciendo, “al vencer Yo, les he dado la victoria a ustedes…”  Que manera diferente de enfrentar la parte baja del monte.  Muchos queremos hacer lo que hizo Pedro y siempre permanecer en la cima del monte con la Gloria de Dios, pero ¿Cómo recibiremos victorias si no hay luchas?  Al bajar del monte y tener que enfrentar la dificultad, no te olvides de quien ha ganado tu victoria.  No te olvides que la gloria del monte es para que sobrepases la dificultad del valle.  Medita en esto…



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En cierta ocasión algunos fariseos se le acercan al Señor Jesús queriendo comprometerlo en alguna palabra.  Le preguntaron si era lícito dar tributo a César, o no.  El Señor responde de una manera muy sabia, les dice: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”  La Biblia dice que los fariseos se maravillaban de Él.  Hoy en día estamos tan pendientes de cumplir este mandamiento,  ¿o no?  La verdad es que la mayoría de nosotros si estamos pendientes de cumplir este mandamiento con el único problema que solo cumplimos la primera mitad.  Todos sabemos las penalidades incurridas si no cumplimos nuestras obligaciones con el Estado Federal.  Nadie quiere meterse en problemas con el Departamento de Impuestos y Rentas.  Es impresionante como nadie se queja al recibir su pago de trabajo y ver que el gobierno le ha quitado la parte que le corresponda.  Que diferentes son las cosas con el Señor.  El gobierno demanda, Dios pide.  El gobierno impone, Dios da.  El Señor no demanda tu tiempo, simplemente te pide que estés con Él.  Por eso la Palabra de Dios dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”  Que amor más grande tiene nuestro Señor para con nosotros.  Sin embargo nosotros le entregamos las migajas de nuestro tiempo.  Siempre tenemos una excusa por la cual no congregarnos en alguna Iglesia para adorar y honrar a nuestro Dios.  El Señor nos advirtió que si ponemos primero el Reino de Dios y su justicia, todas las demás cosas vendrían por añadidura.  Seguimos buscando las añadiduras cuando el secreto está en buscarlo a Él.  Si estamos tan pendientes de cumplirle a César, ¿Por qué no ponemos el mismo énfasis en darle a Dios lo que Él se merece?  Proponte que de ahora en adelante lo de César será de César y lo de Dios será de Dios.  Medita en esto…



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“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.”  Estas son las palabras del Rey David en el Salmo 27.  Él sabía que solamente había uno que no le dejaría pasara lo que pasara.  A lo mejor tú has puesto tu confianza en una persona que te falló.  En  el momento de tu necesidad, esa persona que prometió nunca dejarte partió dejándote solo(a).  Sin embargo, hay una promesa para tu vida en este día, el Señor te promete que Él nunca te dejará.  El Rey David conocía bien lo que era ser traicionado por alguien a quien  el amaba.  El Rey Saúl buscaba matar a David aun cuando le había prometido guardar su vida.  Su propio padre parecía olvidarse de él aun en los eventos de mayor importancia para la familia.  Sin embargo, en los momentos más difíciles de su vida, David sabía que podía contar con la presencia de Dios en su vida.  Por eso David entona este otro Salmo al Señor, “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”  David entendía que no había nadie sobra la faz de la tierra en quien él podía confiar más que en Dios.  El Señor Jesús le dio una promesa similar a los Discípulos, les dijo “…Y yo rogaré al Padre, y os dará Consolador, para que esté con vosotros para siempre.”  Hoy, la misma promesa está disponible para ti.  El Señor sigue prometiendo, “…aunque tu padre y tu madre te dejaran, con todo, Yo te recogeré.”   Medita en esto…



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“No temas, cree solamente.”  Estas son las palabras que todo el mundo necesita escuchar hoy en día.  En un mundo lleno de crisis y problemas, donde todo lo que se escucha son malas noticias, el mundo desesperadamente busca una palabra de aliento.  A veces enfrentamos noticias que nos desequilibran al punto de sentir que no podemos más.  El temor se apodera de nosotros al enfrentar el momento oscuro en nuestras vidas.  Esto fue lo que paso en la vida de un hombre llamado Jairo cuando le vinieron a dar las malas noticias que su hija había muerto.  En ese momento de desesperación y oscuridad, el Señor Jesús se da la vuelta y le dice “No temas, cree solamente.”  Fueron palabras que llegaron a lo mas intimo del corazón de Jairo en su hora de mayor necesidad y son las mismas palabras que ahora son transmitidas a nuestras vidas por ese mismo Señor Jesús.  Si tú puedes creer en ese Jesús que murió por ti y resucitó de entre los muertos este día, no importa la situación que estés enfrentando, ni siquiera si fuera la misma muerte, Jesús es el único que tiene la solución para todos nuestros problemas.  El mundo desesperadamente necesita creer en algo.  Algunos creen en sus propias fuerzas mientras que otros ponen su confianza en lo que poseen.  Sin embargo, cuando la calamidad nos aprieta lo único que nos queda  es hacer lo que hizo este hombre, creer en Dios.  El fin de la historia de Jairo fue una feliz.  Lo que parecía ser una tragedia, se convirtió en una gran victoria en la vida de Jairo, su hija fue resucitada  por el Señor Jesús.  Hoy Él está aquí para hacer los mismo en tu vida sin tan solo puedes creer…  Medita en esto…



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La inseguridad ha sido parte de la humanidad desde el momento que Adán y Eva comieron de la fruta prohibida.  El ser humano siempre ha buscado sentirse seguro en lo que el futuro le trae, sin embargo, siempre se siente inseguro.  Muchos ponen su confianza en el dinero, el cual se desvanece como el agua.  Otros ponen su confianza en los gobiernos humanos, pensando que en el hombre encontrará alguna respuesta o alivio, pero ellos también nos fallan.  Otros pensamos que la ciencia es nuestra esperanza, pero en muchas ocasiones ellos mismos son confrontados con circunstancias que no pueden manejar.  Hoy en día vivimos tiempos muy inseguros.  El precio del petróleo sigue subiendo a escalas nunca antes vistos.  La economía de los países mundialmente sufre y sigue decayendo.  Aun la economía de los Estados Unidos que antes se consideraba la más fuerte del mundo parece estar en decadencia.  La guerra contra el terrorismo no parece tener solución, en fin, parece que vivimos en tiempos nunca antes vistos.  Sin embargo, podemos ver hacia el pasado y darnos cuenta que nuestros padres también aparentemente vivieron tiempos inseguros.  Hace años atrás todo el mundo estaba viviendo la incertidumbre del famoso síndrome del Y2K que supuestamente haría estragos con todas las computadoras a nivel mundial al entrar al año 2000.  Pero, sobrevivimos esa inseguridad para enfrentarnos a las inseguridades de este tiempo.  Enfrentados con tanta inseguridad, ¿en qué o en quien podemos confiar?  La respuesta se encuentra en el  Salmo 71 en la oración de un anciano.  El Salmista dice: “Porque  tú, oh Señor Jehová eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud.  En ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó.”  Tu vez, cuando tu pones tu confianza y seguridad en el Señor Jesús, Él se encarga de sacarte adelante.  Cuando tu confianza está puesta en un Dios inmovible, tu seguridad está asegurada.  En estos tiempos de tanta incertidumbre, ¿porqué no poner tú confianza en Aquel que es inmovible? – el Señor Jesús.        Medita en Esto…



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En una ocasión diez leprosos clamaron al Señor Jesús: “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”  El Señor teniendo compasión de ellos los mandó a los sacerdotes y en el camino los diez recibieron su sanidad.  Al darse cuenta que estaban sanos, uno de los diez leprosos regresa a los pies de Jesús para darle las gracias por lo que Él había hecho.  Jesús lo mira y pregunta: “¿No son diez los que fueron limpiados?  Y los nueve, ¿donde están?  ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”  Así hay muchas personas hoy en día.  Que fácil se nos olvida todas las cosas buenas que el Señor ha hecho por nosotros.  Cuando estamos en medio de las grandes crisis, lo más fácil es quejarnos y lamentarnos.  Sin embargo, es en ese momento donde hay tanto para darle gracias al Señor.  Es impresionante que tan rápido somos para pedir ayuda y que tan lentos somos para dar las gracias.  Cuando comencemos a analizar la bondad de Dios para nosotros, no reaccionaremos como los otros  nueve leprosos, que al recibir lo que buscaban se olvidaron del Señor, sino que seremos como ese leproso extranjero, que reconoció que el Señor Jesús había hecho un milagro en su vida y regreso a darle las gracias y la honra.  ¿Cuántas veces Dios no te ha salvado de alguna situación precaria?  ¿Cuántas veces has estado al borde de algo transcendental y ha sido la misericordia de Dios la que te ha sacado?  Aunque las muchas responsabilidades nos consuman el tiempo, debemos siempre recordarnos de darle gracias a Dios porque sin Él nada de lo que tenemos sería posible.  ¿Me pregunto qué habrá sido de la vida de aquellos otros nueve leprosos?  A lo mejor nunca sabremos, pero si sabemos que la vida del que regreso a darle tiempo a Dios fue transformada para siempre.  ¿Por qué no buscamos ser como el leproso que regreso a los pies del Señor Jesús?  ¿Por qué no tomas unos minutos para darle gracias a Dios por todas Sus bondades?  Seamos como el leproso que dejó todo lo que tenía que hacer para darle gracias a Dios.  Medita en esto…



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En una ocasión los discípulos discutían entre sí sobre quién sería el mayor al llegar al cielo.  La disputa se basaba en quien se sentaría a la diestra del Señor Jesús.  Esta parece ser la meta de toda persona hoy en día, llegar a ser el mayor, el mejor.  A los niños se les enseña desde una temprana edad a tratar de ser el mayor en sus deportes, academia, etc.  y los premiamos por destacarse.  Sin embargo, Jesús les da una repuesta algo curiosa a los discípulos en aquel entonces.  Jesús les dice: “Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos… porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.”  Estas palabras parecen confusas y no tener sentido, especialmente en medio de la sociedad en la cual vivimos.  Cada cuatro años se llevan a cabo las olimpiadas donde se reúnen atletas de todas partes del mundo con un solo objetivo, lograr una medalla de oro.  Y aunque existen otras medallas como la de plata y bronce, todos aspiran a una sola cosa, el oro.  Sin embargo, estos grandes logros, rápido son olvidados al llegar las siguientes olimpiadas donde se coronaran nuevos ganadores.  Entonces, ¿Qué es lo que el Señor quiere decirnos con estas palabras?  La verdad es que estas palabras son palabras llenas de sabiduría y entendimiento.  Lo que Jesús nos quería decir es que la única manera de verdaderamente ser grande en los ojos de Dios es servir y ser humilde.  El que no sabe como servirle a otro, nunca podrá ser servido por otros.  No es que Jesús estaba tratando de poner hacia un lado la importancia de tratar de sobresalir, sino la manera en la cual tratamos de sobresalir.  Si sobresalir implica hacer que otro se sienta mal o despreciar a tu prójimo, el Señor Jesús te dice que terminarás siendo el último, pero si tratas a tu prójimo como a ti mismo y le sirves, la Biblia dice que terminarás siendo el más grande de todos, aunque en esta tierra nunca te lo reconozcan.  Lo tremendo es que el galardón que el Señor Jesús te ofrece no es pasajero.  Nunca se olvidara ni pasara porque no es dado por un hombre sino por el Rey de Reyes y Señor de Señores, nuestro Señor Jesús.  Por esta razón lo más importante no es lo que se logra aquí, sino lo que se logra en el cielo.  Por esto lo más importante es ser el primero con el Señor aunque implique ser el último aquí en la tierra.     Medita en esto…



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Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”  Esta es la promesa que Dios le da a Su pueblo hace más de 2,500 años atrás.  Lo curioso de esta promesa, no es que Dios tenga pensamientos de paz y no de mal hacia nosotros, sino que Él nos dará el fin que nosotros esperamos.  La pregunta entonces es ¿Cuál es el fin que esperas?  Has notado que muchas personas hoy en día tienen una actitud pesimista y de derrota.  Para ellos, nada les sale bien ni puede salir bien porque esa vida simplemente no es para ellos.  Ellos piensas que todo lo que hacen siempre les sale mal.  El valor que ellos tienen de sí mismos es mucho menos que el valor que Dios tiene de ellos.  Aparentemente, la vida los ha golpeado tanto que han decidido simplemente rendirse y decir, no espero nada bueno.  ¡Qué triste!  Lo tremendo de todo esto es que Dios sigue teniendo pensamientos de victoria y no de derrota hacia nosotros, pensamientos de paz y no de mal.  Por esta razón el Salmista dice: “Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.”  Tu vez, cuando tú te enfocas en lo que Dios ha hecho para ti, entonces no te afanarás por lo que no ha hecho.  Cuando sabes que Él tiene pensamientos que te llevarán a una vida más fructífera en Él, entonces descansarás cuando los demás se preocupan.  Esto fue lo que motivó a Pedro dormir en la cárcel mientras el Rey Herodes tramaba su muerte.  La Biblia nos dice que la iglesia oraba sin cesar por Pedro, pero Pedro dormía tranquilamente en la cárcel.  ¿Por qué?  Porque Pedro entendió los pensamientos que el Señor tenia hacia él.  Y aunque no hubiera terminado de la manera que él esperaba, sí terminaría de la manera que Dios lo esperaba.  Por eso la Palabra de Dios nos dice: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestro pensamientos.”  La próxima vez que pienses que nada te sale bien, acuérdate quien más está pensando en ti y que Sus pensamientos prevalecerán siempre.  Por eso Su Palabra dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…”        Medita en Esto… 



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La Biblia nos dice que el Señor Jesús salía de Betania y en el camino le dio hambre.  Al ver una higuera frondosa a la distancia, se le acercó porque quería comer del fruto que se encontraba en ella.  Al rebuscar en sus ramas, solamente encontró hojas pero nada de fruto.  La Biblia nos dice que “Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti.”  Los discípulos se quedaron asombrados y a lo mejor se preguntaban porque el Señor Jesús se molestó tanto con una pobre higuera que no tenía la culpa que Él tuviese hambre.  Sin embargo, había una lección importante que el Señor Jesús quería enseñarles a los discípulos.  El próximo día, al pasar por el mismo camino, para  sorpresa de los discípulos, la higuera que el Señor Jesús había maldecido estaba seca…  Los discípulos asombrados de este hecho le trajeron a memoria al Señor Jesús que esta higuera seca era la misma que Él había maldecido el día anterior.  Te preguntas ¿Por qué habrá maldecido el Señor Jesús a la pobre higuera?  La respuesta es simple: porque aparentaba algo que no era.  Así hay muchas personas en el mundo hoy en día, aparentan algo que no son.  En la casa son de una manera y en la calle de otra.  En el trabajo se comportan de cierta manera y en la iglesia son completamente diferentes.  La gente quiere presumir en frente de sus amigos y aun enemigos para que se hable bien de ellos.  Sin embargo, la Biblia nos dice que Dios conoce el corazón y las intenciones del hombre.  Dios no está buscando a personas frondosas que aparenten tenerlo todo bajo control.  Por lo contrario, Dios busca a personas que pueden presentarse delante de el Señor y decirle no tengo nada ni soy nada, pero me humillo delante de Ti . Esta actitud es la que Dios busca para poder acercarse y permanecer con nosotros.  Por esto la Biblia nos dice que Dios atiende al humilde mas mira de lejos al altivo.  El Señor no quiere higueras frondosas que aparentan estar bien.  Dios quiere que te presentes tal y como eres, porque al presentarte así, Él podrá tocar tu vida para que en ella se produzca verdadero fruto.  No un fruto de apariencias huecas y vacías, sino un fruto que permanece para siempre.  Un fruto basado en un verdadero encuentro con Dios.  Si estas esperando ser alguien bueno para entonces acercarte a Dios, te tengo malas noticias, serás considerado como la higuera frondosa que aunque aparentaba mucho, no tenía nada…   Medita en esto…



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Cuando una persona tiene hambre, el instinto natural de ella es buscar alimento.  La necesidad de sobrevivir provoca en la persona una búsqueda de sustento hasta encontrarlo.  Cuando uno necesita algo, se las ingenia de cualquier manera para lograr lo que necesita.  El ser humano necesita entender que hay una necesidad que supera aun las necesidades físicas.  Esa necesidad es tener una comunión con Dios.  El ser humano fue creado para tener una relación con Dios.  El propósito del hombre desde el principio fue llegar a la plenitud de una relación íntima con el Creador.  Los ángeles quisieran poder tener este privilegio que le fue dado a la humanidad.  Pero algo ocurrió que pervirtió nuestra relación e hizo que quedáramos separados de Aquel que nos creo.  Escogimos el egoísmo, orgullo y la decadencia en vez de escogerlo a Él.  Ahora la humanidad busca la manera de llenar un vacío provocado por la separación que tenemos de nuestro Creador.  ¿Nunca te has preguntado porque no te satisface nada?  Es como si estas buscando que algo te supla pero no encuentras nada que llene el vacio que hay en tu corazón.  Sin embargo, Dios no se quedó con los brazos cruzados, sino que formuló un plan para poder redimir al hombre y de esta manera brindarle el camino abierto para establecer una vez más esta relación especial entre ellos y Él.  El Creador entonces envió a Su único hijo a la tierra a morir: “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna…”  De esta manera, el Señor Jesús entregó Su vida por nosotros para redimirnos con el Creador.  Si queremos llenar la necesidad más básica en nuestra vida, tenemos que buscarle a Él.  Siempre hemos creído que la necesidad más básica es la del alimento, pero hoy te presento que la necesidad más básica del ser humano es encontrar de nuevo esa relación con Dios a través del Señor Jesús, quien te hace completo.  Medita en esto…




 

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